viernes, 24 de febrero de 2012

José Leonardo Chirinos y Antonio José de Sucre

José Leonardo Chirino (CurimaguaFalcón25 de abril de 1754 - Caracas10 de diciembre de 1796) fue un zambo revolucionario venezolano. Lideró una fallida insurrecciónen busca del establecimiento de la República en el país y la eliminación de la esclavitud. Aunque fue un hecho de carácter local, un levantamiento que obedeció a una situación específica, propia de las condiciones sociales generadas por la esclavitud, tuvo inspiración en las insurrecciones que tenían lugar en Santo Domingo y también en laRevolución francesa. El movimiento no se propagó más allá de una parte del occidente del país, pero logró provocar una seria alteración del orden colonial en Venezuela.

José Leonardo Chirino fue hijo único de una indígena libre y de un negro esclavo perteneciente a una familia criolla; es entonces, un zambo libre. Jornalero, cultiva la tierra en una hacienda propiedad de José Tellería. Se casó con una esclava llamada María de los Dolores con quien tuvo 3 hijos: María Bibiana, Rafael María y José Hilario. José Tellería, solía realizar viajes de negocios a las Antillas, y en más de una ocasión el zambo se embarca como acompañante. Parece que es en la isla de Santo Domingo, en territorio del actual Haití, donde el zambo establece un más intenso contacto con las ideas y la práctica revolucionaria que tuvieron su epicentro en Francia; la noticia del momento son los levantamientos de esclavos y las tendencias republicanas que pugnan por imponerse.
José Tellería se entera de tales convulsiones y la cuestión le preocupa; Chirino también está al tanto, pero esto, en lugar de preocuparlo, lo estimula: eso de libertad e igualdad tenía que estimular a alguien que jamás ha visto un movimiento similar en tierra firme.1 Asimismo, estableció contacto con el proceso que se vivía en Haití donde los negros esclavos se habían levantado contra los blancos y estaban luchando con éxito para obtener su libertad. De regreso a Venezuela se incorporó a un grupo de conjurados que se reunían en el trapiche de la hacienda Macanillas (Curimagua, Edo. Falcón), entre los que se encontraba José Caridad González, un negro congolés muy informado de las ideas de la Revolución francesa.
Todo esto le sirvió a Chirino para encabezar el 10 de mayo de 1795 un movimiento armado desde la mencionada hacienda. Tras el fracaso de esta insurrección, Chirino fue perseguido y hecho preso por traición de un amigo en agosto del mismo año, la Real Audiencia lo condenó a la horca el 10 de diciembre de 1796.

Estalla la insurrección

En Venezuela comenzó el movimiento revolucionario por el año de 1795, con una sublevación de negros y mestizos de Coro. Ellos proclamaron la República, la libertad de los esclavos y la supresión o disminución de impuestos. Pero fueron dominados en seguida y muertos muchos a la manera de la época: unos, degollados, "sin más proceso que el de la voz"; otros, ejecutados "a golpe de pistola"; otros "a golpe de cuchillo". El cabecilla José Leonardo Chirino, zambo libre, llevado a Caracas, fue condenado: "a muerte de horca que se ejecutará en la plaza principal de esta capital adonde será arrastrado desde la Cárcel Real, y verificada su muerte, se le cortará la cabeza y las manos y se pondrá aquella en una jaula de fierro sobre un palo de veinte pies de largo en el camino que sale de esta misma ciudad para Coro y para los Valles de Aragua, y las manos serán remitidas a esa misma ciudad de Coro para que una de ellas se clave en un palo de la propia altura y se fixe en la inmediación de la aduana llamada de Caujarao, camino de Curimagua, y la otra en los propios términos en la altura de la sierra......" (Historia Constitucional de Venezuela, José Gil Fortoul)
En Churuguara (Coro, Edo. Falcón) vivía un labriego de nombre José Leonardo Chirino, hijo de un esclavo negro perteneciente a familia criolla y de esta recibió el apellido por que nació libre por ser hijo de india (zambo). Se crió como jornalero y colono aparcero, trabajando para José Tellería, miembro de las familias patricias corianas. José Leonardo, casado con esclava negra, tuvo oportunidad de ir con frecuencia a Curazao y Haití, como acompañante de su patrón en sus viajes de negocios.
Para 1795, la sociedad coriana se movía en medios intelectuales francamente capaces de discutir los acontecimientos históricos de la época, de tal modo que los Tellería, los Chirino, los Manzano y otros personajes de distinción, comentaban con frecuencia los sucesos e ideas revolucionarias. Los negros esclavos y libres se contagiaron de las palabras, y emocionados por el mensaje de redención que significaban - libertad, igualdad -, comenzaron a levantar los ánimos, alimentados en sus esperanzas por José Leonardo, quien decide encabezar una revuelta para imponer la <<ley de los franceses>>; en realidad, para destruir a sus opresores, concretados en el amo Tellería, los representantes del fisco y el gobierno en general.

En Coro había logrado fama el negro José Caridad González, quien acaudillaba a los loangos, que constituían un barrio de la ciudad con prófugos de Curazao considerados libres al llegar a tierras corianas. Este González fue y ganó cierto litigio de tierras a favor de los negros con lo cual aumentó su prestigio; era hombre culto, que hablaba buen castellano, además de francés y su nativa lengua africana.

Para 1790 llegó a Coro el recaudador de rentas Juan Manuel Iturbe, <<el cual se empeñó en cobrar con el mayor rigor todas las contribuciones que ordenaba el derecho fiscal español, pero que en gran parte habían caído en desuetud en Coro>>. Iturbe cometió muchos atropellos, que exasperaron especialmente a las clases labradoras. De modo que esta situación, aunada a las nuevas libertarias importadas de las islas y oídas en las conversaciones de los señores, así como la natural enemiga a los amos, hicieron que hubiera un ambiente propicio para una revuelta.
El 10 de mayo de 1795 el movimiento se gesta y comienza a expandirse en la mencionada hacienda de Macanillas, cerca de Curimagua; los alzados buscan tomar algunas propiedades de la zona, con la idea de incorporar hombres a la revuelta antes de llegar a Coro, como lo hacen en efecto bajo el mando de un Juan Cristóbal Acosta, pues Chirino se queda para organizar otro grupo.
Los insurgentes proclamaron abiertamente sus objetivos:
  • La aplicación de la “Ley Francesa”, significando el establecimiento de una república democratica;
  • La libertad de los africanos esclavizados y la abolición de la esclavitud;
  • La supresión de tributos pagados por los indígenas (demora) y los impuestos como la “alcabala”;
  • La eliminación de la aristocracia blanca.
El dominio ejercido por la sociedad criolla en las regiones tomadas por los alzados entra en crisis; en las haciendas que caen en poder de estos se impone la supresión de la esclavitud, la eliminación de los privilegios y de los impuestos de alcabala.
La idea inicial de llegar a Coro sufre un primer contratiempo luego de los éxitos iniciales, ya que los alzados deciden permanecer en las zonas tomadas. En el entretiempo, la sociedad criolla tiene oportunidad de organizarse y de conseguir refuerzos, enteradas las autoridades de que las armas que en el llano, al sur de Coro, tomaron posiciones; llevaban, además de otras armas de fuego, 2 cañones pedreros. Cuando los negros acometieron desordenadamente, sus columnas fueron destrozadas. En la corta refriega murieron 25 negros y quedaron 24 heridos.

Consecuencias

Este movimiento, de hondas raíces sociales, llamó la atención de las autoridades coloniales sobre las diferencias existentes y las injusticias, particularmente en lo tocante al cobro de impuestos a las clases humildes. Aunque fracasó, no fue estéril, porque a la postre se redujeron los impuestos y se cobraron con sentido más humano.5 Además esta insurrección es considerada por los historiadores como el primer movimiento preindependentista de Venezuela, que abrió el paso para los movimientos de José María España y Manuel GualFrancisco de Miranda y hasta para el de Simón Bolívar.

Ejecución de Chirino


José Leonardo Chirino quien no llegó a tiempo para participar en el combate, al saber la derrota se internó en la serranía, trata de reorganizarse. Escribe al cacique y a los indios de Pecaya, pidiéndoles incorporación a la lucha y prometiéndoles que no pagarían demora, esto es, un tributo especial de los indígenas y que ahora se les cobraba en dinero efectivo. Pero, tres meses después la traición de un antiguo compañero facilita su captura y traslado hacia Caracas, donde la Real Audiencia lo condena a muerte por delito de subversión. Se le condena "a muerte de horca que se ejecutará en la plaza principal de esta capital adonde será arrastrado desde la Cárcel Real, y verificada su muerte, se le cortará la cabeza y las manos y se pondrá aquella en una jaula de fierro sobre un palo de veinte pies de largo en el camino que sale de esta misma ciudad para Coro y para los Valles de Aragua, y las manos serán remitidas a esa misma ciudad de Coro para que una de ellas se clave en un palo de la propia altura y se fije en la inmediación de la aduana llamada de Caujarao, camino de Curimagua, y la otra en los propios términos en la altura de la sierra."
Su hija Viviana fue vendida por 200 pesos y a sus dos hijos los vendieron por 120 y 150 pesos respectivamente. Y como última medida se incluye en el escudo de la ciudad de Coro las tres cabezas degolladas y sangrantes de José Leonardo y sus lugartenientes, como pública advertencia a quienes tuvieran pensado levantarse contra Dios y el Rey.7
La condena es realizada conforme a la tradición colonial y en concordancia con los agravios infligidos por el alzado a los sectores dominantes. El 10 de diciembre de 1796, Chirino es inmolado en la horca, en plaza pública y su cuerpo fue descuartizado y colocadas sus partes en distintos lugares.

Antonio José de Sucre y Alcalá, el «Gran Mariscal de Ayacucho» (Cumanáestado SucreVenezuela3 de febrero de 1795 – Montañas de Berruecos, La Unión (Nariño)Colombia4 de junio de 1830), fue un político, estadista y militar venezolano , prócer de la independencia americana, así como presidente de Bolivia, Gobernador de PerúGeneral en Jefe del Ejército de la Gran Colombia y Comandante del Ejército del Sur. Era hijo de una familia acomodada de tradición militar, siendo su padre coronel del Ejército Patriota. Es considerado como uno de los militares más completos entre los próceres de la independencia sudamericana
Antonio José de Sucre

Perdió su madre a los 7 años. Adolescente fue enviado a Caracas al cuidado de su padrino el arcediano de la catedral, presbítero Antonio Patricio de Alcalá, para iniciar estudios de ingeniería militar en la Escuela de José Mires. En 1809, con su hermano Pedro y otros jóvenes, integró como cadete la compañía de Húsares Nobles de Fernando VII, en Cumaná, unidad organizada por Juan Manuel de Cajigal y Niño, gobernador de la provincia de Cumaná.
En 1810, la Junta de Gobierno de Cumaná le confiere el empleo de subteniente de milicias regladas de infantería. Este grado fue ratificado por la Junta Suprema de Caracas el 6 de agosto de ese mismo año. En 1811 desempeña en Margarita el cargo de comandante de ingenieros. El 31 de julio de ese año recibió el despacho de teniente. En 1812 se halla en Barcelona, en calidad de comandante de la artillería. Allí, el 3 de julio del citado año, junto con otros ciudadanos notables, firmó el acta de la junta de guerra que se reunió aquel día para resolver lo conducente a la seguridad de la República, a raíz de los acontecimientos en Caracas (ofensiva de Domingo de Monteverde) y la ocupación de Cúpira por un grupo de partidarios de Fernando VII.
Tras la capitulación del general Francisco de Miranda regresó a Cumaná, donde el nuevo gobernador realista Emeterio Ureña le extendió pasaporte para que se trasladase a Trinidad; pero no consta que hiciera uso de dicho documento. En 1813, bajo las órdene s del general Santiago Mariño, integra el grupo de republicanos conocido como los "libertadores de oriente" y participa en las operaciones para la liberación de aquella parte de Venezuela.Como edecán del general Mariño, en 1814, asiste a la conjunción de las fuerzas de oriente con las de occidente en los valles de Aragua. Ese año, su hermano Pedro fue fusilado en La Victoria por los realistas; y víctimas de José Tomás Boves mueren en Cumaná sus hermanos Vicente y Magdalena. No menos de 14 parientes inmediatos perecerán en la Guerra de Independencia. En 1815, tras combatir bajo las órdenes del general José Francisco Bermúdez en Maturín, pasa a Margarita y escapando del general Pablo Morillo, sigue a las Antillas y Cartagena. En esta plaza, con Lino de Pombo de jefe inmediato, dirige los trabajos de fortificación para la defensa de la ciudad contra el asedio realista de Pablo Morillo. En diciembre está en Haití. Cuando regresaba después a Venezuela naufraga en el golfo de Paria. En 1816, Mariño lo nombra jefe de su Estado Mayor y lo asciende a coronel. Este mismo jefe lo designa en 1817 comandante de la provincia de Cumaná. Ese año, después del Congreso de Cariaco(8 mayo) desconoce la actuación de dicho cuerpo colegiado y la autoridad de Mariño y se traslada a Guayana, donde se pone bajo las órdenes de Simón Bolívar. El 17 de septiembre de ese mismo año recibió de Bolívar la designación de gobernador de la Antigua Guayana y comandante general del Bajo Orinoco; y también el encargo de organizar un batallón con el nombre Orinoco.
Empezaba su carrera de gobierno en la cual desempeñaría todos los cargos de la Administración civil hasta presidente de la República en Bolivia. El 7 de octubre de 1817 recibió el nombramiento de jefe de Estado Mayor de la división de la provincia de Cumaná, bajo las órdenes del general Bermúdez, nombrado comandante de la citada gran unidad. Estos nombramientos tenían, además la finalidad de reducir la disidencia que reinaba en Cumaná. "El general Bermúdez y Vd. van a hacer cosas grandes en Cumaná y quizás algún día serán llamados los salvadores de su país", dijo Bolívar a Sucre en aquella ocasión. En agosto de 1819 fue ascendido a general de brigada por el vicepresidente de Venezuela, Francisco Antonio Zea; grado que será ratificado por Bolívar el 16 de febrero de 1820. Viaja a las Antillas comisionado para adquirir material de guerra; misión que cumple con éxito. Ese mismo año desempeña, interinamente, la cartera de Guerra y Marina y es jefe titular del Estado Mayor General.
Oficial (general en jefe) del Ejército de Venezuela, Colombia y Ecuador, Gran Mariscal de Ayacucho (Perú). Presidente de Bolivia. Político y estadista. Hijo del teniente Vicente de Sucre y Urbaneja y de María Manuela de Alcalá y Sánchez. Se le considera el militar más completo y cabal de los próceres de nuestra Independencia. Fue un paradigma en el estricto cumplimiento de su deber; era inflexible, duro y justo. Su padre, sus 2 abuelos y 4 bisabuelos y los más de sus tatarabuelos, fueron militares. Perdió su madre a los 7 años. Adolescente fue enviado a Caracas al cuidado de su padrino el arcediano de la catedral, presbítero Antonio Patricio de Alcalá, para iniciar estudios de ingeniería militar en la Escuela de José Mires. En 1809, con su hermano Pedro y otros jóvenes, integró como cadete la compañía de Húsares Nobles de Fernando VII, en Cumaná, unidad organizada por Juan Manuel de Cajigal y Niño, gobernador de la provincia de Cumaná.
En 1810, la Junta de Gobierno de Cumaná le confiere el empleo de subteniente de milicias regladas de infantería. Este grado fue ratificado por la Junta Suprema de Caracas el 6 de agosto de ese mismo año. En 1811 desempeña en Margarita el cargo de comandante de ingenieros. El 31 de julio de ese año recibió el despacho de teniente. En 1812 se halla en Barcelona, en calidad de comandante de la artillería. Allí, el 3 de julio del citado año, junto con otros ciudadanos notables, firmó el acta de la junta de guerra que se reunió aquel día para resolver lo conducente a la seguridad de la República, a raíz de los acontecimientos en Caracas (ofensiva de Domingo de Monteverde) y la ocupación de Cúpira por un grupo de partidarios de Fernando VII.

Tras la capitulación del general Francisco de Miranda regresó a Cumaná, donde el nuevo gobernador realista Emeterio Ureña le extendió pasaporte para que se trasladase a Trinidad; pero no consta que hiciera uso de dicho documento. En 1813, bajo las órdenes del general Santiago Mariño, integra el grupo de republicanos conocido como los "libertadores de oriente" y participa en las operaciones para la liberación de aquella parte de Venezuela.

Como edecán del general Mariño, en 1814, asiste a la conjunción de las fuerzas de oriente con las de occidente en los valles de Aragua. Ese año, su hermano Pedro fue fusilado en La Victoria por los realistas; y víctimas de José Tomás Boves mueren en Cumaná sus hermanos Vicente y Magdalena. No menos de 14 parientes inmediatos perecerán en la Guerra de Independencia. En 1815, tras combatir bajo las órdenes del general José Francisco Bermúdez en Maturín, pasa a Margarita y escapando del general Pablo Morillo, sigue a las Antillas y Cartagena. En esta plaza, con Lino de Pombo de jefe inmediato, dirige los trabajos de fortificación para la defensa de la ciudad contra el asedio realista. En diciembre está en Haití. Cuando regresaba después a Venezuela naufraga en el golfo de Paria. En 1816, Mariño lo nombra jefe de su Estado Mayor y lo asciende a coronel. Este mismo jefe lo designa en 1817 comandante de la provincia de Cumaná. Ese año, después del Congreso de Cariaco (8 mayo) desconoce la actuación de dicho cuerpo y autoridad de Mariño y se traslada a Guayana, donde se pone bajo las órdenes de Simón Bolívar. El 17 de septiembre de ese mismo año recibió de Bolívar la designación de gobernador de la Antigua Guayana y comandante general del Bajo Orinoco; y también el encargo de organizar un batallón con el nombre Orinoco.


Empezaba su carrera de gobierno en la cual desempeñaría todos los cargos de la Administración civil hasta presidente de la República en Bolivia. El 7 de octubre del mismo año (1817) recibió el nombramiento de jefe de Estado Mayor de la división de la provincia de Cumaná, bajo las órdenes del general Bermúdez, nombrado comandante de la citada gran unidad. Estos nombramientos tenían, además la finalidad de reducir la disidencia que reinaba en Cumaná. "El general Bermúdez y Vd. van a hacer cosas grandes en Cumaná y quizás algún día serán llamados los salvadores de su país", dijo Bolívar a Sucre en aquella ocasión. En agosto de 1819 fue ascendido a general de brigada por el vicepresidente de Venezuela, Francisco Antonio Zea; grado que será ratificado por Bolívar el 16 de febrero de 1820. Viaja a las Antillas comisionado para adquirir material de guerra; misión que cumple con éxito. Ese mismo año desempeña, interinamente, la cartera de Guerra y Marina y es jefe titular del Estado Mayor General. Fue uno de los comisionados para concertar los Tratados de Trujillo (Armisticio y Regularización de la Guerra) que en noviembre de 1820 suscribieron los generales Bolívar y Pablo Morillo. Era su primera empresa diplomática, inicio de otra carrera en la cual también descuella con su brillo habitual. De este instrumento regularizador de la contienda, el cual representa un notable hito en el derecho internacional, dirá Bolívar que fue "...el más bello monumento a la piedad aplicada a la guerra"
El 11 de enero de 1821, en Bogotá, fue nombrado por Bolívar comandante del Ejército del Sur, en reemplazo del general Manuel Valdés; era la fuerza que, desde 1820, operaba en Popayán y Pasto. No recibió Sucre el cargo porque razones de Índole estratégica y política hicieron que Bolívar anulase tal designación y le diese comisión para marchar a Guayaquil, donde reemplazaría al general José Mires y asumiría la misión que se le había encomendado: la de hacer que la provincia (la cual se había independizado de los españoles en octubre de 1820) se incorporase a la República de la Gran Colombia y tomar el mando de las tropas que hubiese en Guayaquil, como pasos previos para la liberación de Quito, que era el propósito principal de las operaciones que se ejecutasen. El 6 de abril llegó Sucre a Guayaquil y al presentarse ante la Junta de Gobierno, expuso la razón de su presencia allí y de la idea de una unión de la provincia con Colombia. El 15 del mismo mes fue celebrado un tratado entre Sucre (por Colombia) y José Joaquín de Olmedo, Francisco Roca y Rafael Jimena, miembros de la Junta. El tratado estipulaba que Guayaquil mantendría su soberanía, pero bajo la protección de Colombia. En aquella oportunidad Sucre quedó facultado para abrir la campaña contra los realistas, y con tal motivo, Guayaquil le ofreció todos los recursos disponibles. En julio de 1821, el mariscal de campo Melchor Aymerich, a la cabeza de una columna de 1.700 hombres abrió operaciones contra Guayaquil, por Guaranda, Babahoyo y Yaguachi; acción combinada con la ejecutada por el coronel Francisco González con 1.000 hombres, por Cuenca hacia Yaguachi. El 7 de agosto se movió Sucre con unos 1.000 infantes y 200 jinetes, contra la columna de González a quien derrotó el 19 del mismo mes en la batalla de Yaguachi. Sucre contramarchó para enfrentar a Aymerich; pero éste, rehusando el combate, se retiró a Sabaneta y después a Guaranda, bajo la persecución de una unidad republicana. Sucre aprovecha la victoria de Yaguachi para instar nuevamente a la Junta de Gobierno para que defina la suerte de Guayaquil. El 3 de septiembre, la Junta se pronunció en favor de la unión con Colombia; pero no se hizo efectiva debido a la indecisión de Rafael Jimena y a la hostilidad hacia Colombia del coronel Francisco Roca. La situación política de Guayaquil quedó en suspenso. En septiembre del mismo año emprendió Sucre operaciones contra la columna de Aymerich, y en su avance fue derrotado por la columna de Francisco González en Huachi el 12 de septiembre. Sucre se retiró a Guayaquil, donde reconstituyó sus fuerzas y las aumentó con las tropas reclutadas en la provincia y con las que llegaron de Colombia en octubre de ese año. Para diciembre la situación política de Guayaquil se tornó un tanto delicada por la llegada de los generales Francisco Salazar y José de La Mar, procedentes del Perú; el primero como embajador del Perú y el segundo con el propósito de tomar el mando en la provincia y sus fuerzas militares. Ambos agentes desarrollaron actividades en favor de la causa peruana, lo cual activó el espíritu del partido contrario, cuya consecuencia fue la decisión de Porto Viejo, el 16 de diciembre, cuando declaró su incorporación a Colombia, ejemplo seguido por las localidades de Jipijapa y Manabí. La Junta nombró a La Mar gobernador de la provincia y le confió el encargo de someter por la fuerza a los pueblos que se habían pronunciado por Colombia. Intervino Sucre y convenció a unos y a otros de que lo más importante era luchar contra el enemigo común y dejar de lado la contienda partidista para cuando la libertad estuviese consolidada. Inmediatamente Sucre envió como su delegado personal ante las autoridades republicanas de Lima al coronel Tomás de Heres, quien obtuvo el envío de tropas peruanas como ayuda a la empresa de Sucre. Estas tropas, mandadas por el coronel Andrés de Santa Cruz, recibieron el nombre de División Peruana. El éxito diplomático-político de Sucre en Guayaquil, el refuerzo de las tropas de Santa Cruz, la buena opinión que de Colombia se habían formado los guayaquileños y la información de la marcha de las fuerzas de Simón Bolívar hacia Pasto, pusieron a Sucre en condiciones favorables para la prosecución de las operaciones para la liberación de Quito.
Su plan general consideraba una concentración de fuerzas en el área comprendida entre Loja, Saraguro y Oña; en aquella zona debía unírsele la División Peruana. En coordinación con la concentración prevista actuaría una fuerza secundaria cuyo propósito era el de amenazar a Quito y las comunicaciones realistas con Riobamba. Esta misión la encomendó Sucre al teniente coronel Cayetano Cestari, quien desde Babahoyo fue a situarse en las inmediaciones de Latacunga, con 120 infantes y 40 jinetes. Desde Samborondón envió Sucre una pequeña fuerza bajo el mando del capitán José Antonio Pontón, hacia Alausí, a interceptar las comunicaciones realistas entre Cuenca y Riobamba. Las fuerzas realistas estaban constituidas por 3.000 hombres, distribuidos en Cuenca, Riobamba, Ambato y Quito. Por su parte Sucre disponía de 2 divisiones: una de Colombia y la otra de Perú. A este conjunto dio el nombre de Ejército Unido, cuyo efectivo era del orden de los 2.500 hombres. A fines de enero de 1822 comenzó la operación y para mediados de febrero ya la mayor parte de las tropas republicanas estaba concentrada en Saraguro. Esta operación y la posterior ocupación de Cuenca se llevaron a cabo con relativa facilidad, gracias a las acciones de Cestari y Pontón. Después de algunos días en Cuenca, el general Sucre prosiguió su ofensiva hacia Riobamba, ciudad que fue tomada el 21 de abril. Días antes, el coronel Diego Ibarra, comandante de la vanguardia, había tomado contacto con los realistas en dicha localidad, y como consecuencia de ello, capturó unos prisioneros y puso en retirada las fuerzas que la guarnecían. El 29 de abril reanudó Sucre la marcha y el 2 de mayo tomó posesión de Latacunga donde permaneció 10 días en espera de 2 batallones procedentes de Panamá por mar, mandados por los coroneles José María Córdoba y Hermógenes Maza. El 13 de mayo reanudaron los republicanos la marcha, y para evitar un ataque frontal, Sucre se desplazó por las faldas del Cotopaxi hasta alcanzar el valle de Chillo, separado de Quito por las alturas de Puengasi. Para neutralizar el envolvimiento planeado por Sucre, los realistas retrogradaron y entraron de nuevo en Quito el 16 de mayo. En conocimiento de que desde Pasto avanzaba una unidad realista en refuerzo de las tropas que se hallaban en Quito bajo las órdenes del mariscal de campo Melchor de Aymerich, Sucre envió al teniente coronel Cayetano Cestari en la dirección de Pasto a fin de retardar la marcha del refuerzo realista. Sucre, con el grueso, se puso en movimiento hacia los ejidos de Iñaquito, donde presentaría batalla a los realistas, con grandes posibilidades de éxito, vistas las ventajas que ofrecía el empleo de la caballería. Durante la ejecución de este desplazamiento se produjo la batalla en las faldas del volcán Pichincha, inmediatas a Quito, el 24 de mayo de 1822; en efecto, al percatarse Aymerich de la maniobra que realizaban los republicanos, marchó hacia el Pichincha y les presentó combate. La victoria fue de Sucre, la cual fue completada con la capitulación que el jefe patriota concedió al mariscal Aymerich el 25 de mayo del mismo año. Con las operaciones cuyas acciones finales se produjeron en las faldas del Pichincha y en la ciudad de Quito, Sucre decidió a su favor la vacilante y delicada situación de Guayaquil; dio libertad al territorio que conforma hoy la República de Ecuador, y facilitó su incorporación a la Gran Colombia. El 18 de junio de ese año, Bolívar le asciende a general de división y lo nombra intendente del departamento de Quito. Al frente de los destinos de Ecuador desarrolla una positiva obra de progreso: funda la Corte de Justicia de Cuenca y en Quito el primer periódico republicano de la época: El Monitor. Instala en esa ciudad la Sociedad Económica. De su actividad personal es buena prueba que, el día 6 de septiembre de 1822 expidió y firmó en Quito 52 comunicaciones. Interesado por la educación puede afirmar que halló en Cuenca 7 escuelas y dejó 20.

Después de que Sucre acudiera en ayuda de la Gran Colombia, invadida por el peruano nacido en Cuenca, Ecuador, José de la Mar, a quien derrotara en la Batalla del Portete de Tarqui y tras la firma del tratado de Piura, marchó a Bogotá en un momento en que la Gran Colombia se encontraba ya en proceso de desintegración, fundamentalmente por movimientos separatistas como el de la Cosiata en su natal Venezuela.
En la reforma constitucional de 1830 en la Gran Colombia, sus enemigos logran poner la norma que para ser presidente o vicepresidente se debían tener 40 años (Sucre tenía 35). Y también es muy probable que esto haya sido la causa de su asesinato. Con Sucre vivo, continuaría la visión política de Bolívar y la unidad de la Gran Colombia. Simón Bolívar, el cual describió la grandeza de Sucre con una biografía en la cual quedan plasmadas citas como ésta:
El General Sucre es el Padre de Ayacucho: es el redentor de los hijos del Sol; es el que ha roto las cadenas con que envolvió Pizarro el imperio de los Incas. La posteridad representará a Sucre con un pie en el Pichincha y el otro en el Potosí, llevando en sus manos la cuna de Manco-Capac y contemplando las cadenas del Perú rotas por su espada.

Últimos días


Sucre era conocido en el ejército con los apodos de “Mulei” o “Mulengue”, alusión que hizo el general Luis Urdaneta, cuando escribe a Juan José Flores desde Tocaima 19 días antes del asesinato: “... A García, el diputado por Cuenca, le instruí de todo lo que debía decir a Ud. y ahora le añado que es preciso que Ud. redoble su vigilancia con el M...” Tres días antes del crimen, el periódico "El Demócrata" de Bogotá publicó el siguiente artículo: “Acabamos de saber con asombro, por cartas que hemos recibido por el correo del Sur, que el general Antonio José de Sucre ha salido de Bogotá... Las Cartas del Sur aseguran también que ya este general marchaba sobre la provincia de Pasto para atacarla; pero el valeroso general José María Obando, amigo y sostenedor firme del Gobierno y de la libertad, corría igualmente al encuentro de aquel caudillo y en auxilio de los invencibles pastusos. Puede que Obando haga con Sucre lo que no hicimos con Bolívar...” Como se ve, el asesinato de Sucre fue como una “Crónica de una muerte anunciada”, ya que el mismo fue planificado y ejecutado en las Montañas de Berruecos, cerca de Pasto el 4 de junio de 1830 con alevosía, ensañamiento, ventaja y premeditación, allí permaneció su cadáver por más de 24 horas hasta que los pobladores de las localidades cercanas le dieran cristiana sepultura. Si el mariscal se hubiese ido por Buenaventura, allí lo esperaba el general Pedro Murgueitio para darle muerte; si optaba por la vía de Panamá lo acechaba el general Tomás Herrera, y desde Neiva lo vigilaba el general José Hilario López. El Libertador, que rara vez se equivocaba en sus sentencias, exclamó: “...Yo pienso que la mira de este crimen ha sido privar a la patria de un sucesor mío...” Bolívar que estaba enfermo en la costa del Atlántico, al conocer el luctuoso suceso, exclamó: "¡Santo Dios! ¡Se ha derramado la sangre de Abel!... La bala cruel que le hirió el corazón, mató a Colombia y me quitó la vida".
Durante mucho tiempo se corrió la noticia que fue el general Juan José Flores, compatriota y compañero de gestas independentistas quien había ideado el crimen, debido a la simpatía del pueblo quiteño al Mariscal y la posibilidad de éste, al radicarse en Quito con su esposa, la quiteña Mariana de Carcelén (Marquesa de Solanda y deVillarocha) y su hija, de convertirse en el primer presidente del Ecuador – como ocupó las presidencias de Bolivia y Perú –, cargo que ocupó Flores desde 1830.ElLibertador Simón Bolívar le escribe una carta a la viuda del Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, doña Mariana Carcelén, agradeciéndole el ofrecimiento de conservar la espada de su esposo el 5 de noviembre de 1830. De esta manera la Marquesa de Solanda cumplió con una de las cláusulas del testamento de Sucre, sin embargo Bolívar en su propio testamento ordenó que la espada del prócer cumanés fuese devuelta a su esposa Doña Mariana Carcelén. Los restos mortales delMariscal Sucre fueron llevados a Quito por su esposa, la marquesa de Solanda, y mantenidos en secreto en el Palacio de El Deán, una propiedad familiar ubicada en el Valle de los Chillos, en las afueras de Quito. En 1832 y cumpliendo la voluntad de Sucre, que deseaba ser enterrado en la capital ecuatoriana, son depositados en secreto en el Convento del Carmen Bajo. En 1900, durante la presidencia del general Eloy Alfaro, fueron llevados a la Catedral Metropolitana de Quito, donde ocupa una capilla. Una anciana religiosa, que había escuchado de sus antecesoras la historia, relató al arzobispo de Quito, Federico Gonzáles Suárez, que la Marquesa de Solanda visitaba siempre el altar en donde fueron colocados los restos. Alertado el Gobierno, una junta médica reconoció el esqueleto encontrado, y lo identificó por las heridas de bala en el cráneo y en brazo, producto del crimen de Berruecos y la revuelta en Bolivia. (Sin embargo no existe consenso respecto al paradero de los restos del Gran Mariscal ya que a inicios del siglo XX , la primera mujer que ingresó a la Academia de Historia de Venezuela,Lucila Luciani afirmó en "Maravillosa historia de unos restos" la imposibilidad de que los restos del gran mariscal Antonio José Sucre estuvieran en Ecuador y desglosa una serie de argumentos para afirmar que los restos aun estarían en Colombia)
El catafalco que contiene los restos del Gran Mariscal, está hecho de andesita del volcán Pichincha, y el mausoleo está decorado con alegorías de la Independencia, La Libertad y la Victoria. El Gobierno venezolano donó una réplica de la espada del Libertador, que se encuentra en la pared del mausoleo. Periódicamente, la Guardia de Granaderos de Tarqui, que custodia el cercano Palacio de Gobierno, rinde honores al héroe.
Se ha planteado repatriar sus restos a su patria, Venezuela, para ser colocado en altar que para él está diseñado en el Panteón Nacional, en Caracas. En su honor fue bautizada una ciudad de Bolivia, el estado donde nació y varios municipios en Venezuela, un departamento de Colombia, el aeropuerto internacional y varios barrios de la ciudad de Quito y la moneda antigua del Ecuador.





Referencias consultadas:

Integrantes: 4to A
Yaneth Pichardo #6
Leonelys Gomez #10
Oriana Labrador #13




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